Por: Ada Romero
El 22 de agosto se celebro el día de Santa María Reina.
En algunas ocasiones he escuchado criticas por la devoción que los católicos tenemos a la Virgen María, y entre esas criticas han comentado que La Virgen no es Reina, sin embargo, esto me parecen ilógico. Aunque la realeza de la Virgen María no es un dogma de fe, si se considera una verdad del cristianismo, por que ¿cómo podría ser Cristo Rey y su madre no ser una Reina?
Me parece importante recordar que Jesús mismo dijo: “Mi reino no es de este mundo” (Jn18, 36), por tanto no podemos imaginarnos a la Virgen como una Reina terrenal, llena de lujos y riqueza, con sirvientes y comodidades.
El reinado de Jesús ha sido un reinado de servicio y el mismo lo dice en Mt. 20, 28 “el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir”.
Si podemos pensar en un Reino de servicio donde su Rey ha sido el principal servidor, la Reina deberá ser por tanto la principal servidora, y María ha tomado este papel a la perfección desde el inicio, auto definiéndose como la esclava del Señor (Cfr. Lc 1, 38), dedicando toda su vida hasta la fecha al servicio de Cristo y de los demás, ella ha sido el ejemplo más humilde y sencillo de una vida de obediencia y servicio al Dios, lo que le ha merecido el lugar mas grande, el de Reina.
Por eso celebramos el 22 de agosto a María como Reina, igual que se hace con su Hijo, Cristo Rey, al final del año litúrgico. A Ella le corresponde el titulo de Reina Madre, no sólo por naturaleza sino por mérito propio, ya que ella sigue siendo la principal servidora de Cristo, mediadora y, por algunos nombrada, corredentora del género humano.
La Iglesia católica, la ha proclamado Señora y Reina de los ángeles, de los santos, de los patriarcas, de los profetas, de los apóstoles, de los mártires, de los confesores y de las vírgenes. Es Reina del cielo, de la tierra y digna Reina del Universo, a quien podemos invocar día y noche, pues entre todos los santos, tiene el mayor poder de intercesión ante su Hijo por ser la que más cerca está de Él.
Si nuestros Reyes, gobernantes y nosotros mismos, fuéramos más parecidos a la Virgen y dedicáramos nuestra vida al servicio este sería ya el Reino de Jesús.
Te invito a que también tú, la hagas Reina de tu vida, dando ejemplo de amor y servicio por los demás tal como ella lo ha hecho. Te aseguro que ella te escucha, protege y sobre todo intercederá por sus hijos que tanto ama, ante el Rey del Universo.
Para iniciar tu vida de oración de la mano de la Santísima Virgen puedes pedir su intercesión con las siguientes palabras:
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra.
Dios te salve.
A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva, a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora Abogada Nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén
Un dia escuche algo muy interesante, y es que en la cultura Judia la reina no es la esposa del rey sino la madre del rey, y esta se sienta a la diestra del rey . (1 Reyes 2,19)
Excelente Artículo!!
:)