POR: Pbro. Usbaldo Castaño
Principio de igualdad fundamental: (continuación)
El concilio Vaticano II proclamó expresamente este principio, enseñando como se compagina con la diversidad del Pueblo de Dios y su constitución jerárquica. Cf. Lumen Gentium .32 lo cual recoge el canon 208
“Por su regeneración en Cristo, se da entre todos los fieles una verdadera igualdad en cuanto a la dignidad y acción, en virtud de la cual todos, según su propia condición y oficio, cooperan a la edificación del Cuerpo de Cristo.” C.208 Derecho Canónico
Por lo cual de acuerdo a su condición, es propio del laico trabajar en el mundo, por la edificación del cuerpo de cristo que es la Iglesia.
NOCIÓN Y FUNCIÓN DEL LAICO:
La noción de laico ha sido y es objeto de debate en la doctrina científica (teológica y canónica) hasta llegar al extremo de afirmar que no se puede definir al laico, pues no cabe distinguirlo del fiel, las principales posiciones son:
a) El laico es un fiel, un bautizado, miembro del pueblo de Dios, que no ha recibido el sacramento del orden.
b) El laico es el fiel caracterizado por la secularidad, por estar llamado por Dios a vivir su sacerdocio común, en el mundo, ordenado, según el querer de Dios, las cosas temporales.
Los laicos desarrollaban en la iglesia primitiva ciertas funciones que con el paso del tiempo serán consideradas como “eclesiásticas”, por ejemplo: predicaban la Palabra de Dios, en caso de necesidad distribuían la comunión, participaban en la elección del Obispo e intervenían en la administración de los bienes de la Iglesia. Pero su función primordial consistía en vivir plenamente, en todas las circunstancias de su vida, la específica vocación cristiana recibida en el bautismo, vivían en plenitud su condición de cristianos inmersos en el mundo, en las realidades profanas, actuaban en el mundo como miembros del pueblo de Dios siendo conscientes de su dignidad.
La Lumen Gentium en el N° 31 señala que la índole secular (terrenal, lo mundano) es propia y específica de los laicos, a los laicos les pertenece por propia vocación buscar el Reino de Dios, tratando y ordenando según Dios, los asuntos temporales. Así el papel del laico es impregnar el mundo de sentido cristiano, e informar a la iglesia de las necesidades del mundo
La misión de la Iglesia no es extraña a las realidades del mundo y sus transformaciones, por lo tanto ningún miembro de la Iglesia debe sentirse ajeno al mundo y a su destino, sin embargo, la participación de los fieles laicos tiene una modalidad de actuación que le es propia y peculiar. Llamada “índole secular”
El laico es, un fiel llamado a desarrollar toda la potencialidad de su ser cristiano y de su misión en el mundo, en el entramado de las relaciones humanas. Así el trabajo se convierte en una realidad ofrecida a Dios, la familia es el lugar de la santificación, las realidades sociales son oportunidades de vivir la vocación cristiana, en las realidades temporales el fiel laico vive la plenitud de su dedicación a Dios, desde su espacio en el mundo transforma el mundo para Dios, “ustedes son la sal de la tierra… ustedes son la luz del mundo…”( Mt 5,13-14)
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