POR: JORGE MONROY
“Dios nos quiere santos y no espera que nos conformemos con una existencia mediocre”, así lo escribe el Santo Padre Francisco en la Exhortación Apostólica (Gaudete et exsultate), una guía para alcanzar la santidad en nuestro tiempo.
El objetivo principal del Papa Francisco es, a través de un lenguaje agradable y sencillo, “hacer resonar una vez más el llamado a la santidad, procurando encarnarlo en el contexto actual, con sus riesgos, desafíos y oportunidades”, porque ésta no se da exclusivamente en los grandes acontecimientos o en personas sorprendentes.
El mensaje es claro: todos estamos llamados a la santidad y la podemos alcanzar en nuestras vidas, con pequeños gestos cotidianos, ya sea en nuestro trabajo, escuela, con nuestra familia y amistades, y en el ámbito social en el que nos desenvolvemos.
La carta está disponible en la red, por si es de tu interés leerla completa; el propósito de este grupo de Pastoral de Medios de Comunicación es, en comunidad, compartirte una frase, algún versículo, un ejemplo práctico de los cinco capítulos que conforman la exhortación en sus177 párrafos.
De la mano de Cristo y del Papa Francisco iremos a “El Llamado a la santidad”, estaremos atentos a los “Dos sutiles enemigos de la santidad”, llegaremos “A la luz del Maestro”, reflexionaremos “Algunas notas de la santidad en el mundo actual”, y al final estaremos listos para el “Combate, vigilancia y discernimiento”.
¡No tengas miedo de la santidad! No te quitará fuerzas, vida o alegría. Todo lo contrario, porque llegarás a ser lo que el Padre pensó cuando te creó y serás fiel a tu propio ser.
Déjate transformar, déjate renovar por el Espíritu, para que eso sea posible, y así tu preciosa misión no se malogrará. El Señor la cumplirá también en medio de tus errores y malos momentos, con tal que no abandones el camino del amor.
Si pedimos confiadamente discernimiento al Espíritu Santo, y al mismo tiempo nos esforzamos por desarrollarlo con la oración, la reflexión, la lectura y el buen consejo, seguramente podremos crecer en esta capacidad espiritual.
Que María corone estas reflexiones. Es la santa entre los santos, la más bendita, la que nos enseña el camino de la santidad y nos acompaña.
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