La mal llamada “santa muerte”

POR: ARTURO LARA

Desafortunadamente, por todos lados vemos a jóvenes, adultos y tristemente niños con amuletos y figuras de un esqueleto.

Déjame decirte que las imágenes de la muerte representan las obras del demonio. Por lo tanto el que adora a la muerte, adora al demonio y sus obras.

El Apóstol Santiago nos dice: “Tú crees que hay un sólo Dios, y en esto haces bien; pero los demonios también lo creen, y tiemblan de miedo”. (Santiago 2,19).

Detrás del culto a la muerte está el Demonio y los que a él le pertenecen. El Demonio, o mejor dicho, los demonios, aprovechan la ignorancia de las personas para hacerse rendir culto a través de la muerte.

Así, para aquellos que dicen “yo soy católico, creo en la santa muerte, no hago mal a nadie, le doy a los pobres y ayudo al necesitado. Yo hago el bien”. De igual forma les digo que está bien que hagan cosas buenas; pero ¡no sólo sus obras los salvarán!

No se puede encender una vela a Dios y otra al Diablo. “Dios es un Dios celoso” (Ex 20,5; 34,14) y a quien se meta en ese culto, saca a Dios de su vida y cada paso que dé para adentrarse allí, será para su perdición, pues hay, como dice el apóstol, “quien va camino de condenación” (cf. 2Co 2,16; 1Co 1,18; Lc 11,23).

A pesar de que los “profetas” de la mal llamada santa muerte afirman que este culto tiene su origen en la figura bíblica del Ángel Exterminador del Éxodo y otras citas como Job. 33,22; Prov.16,14; la Iglesia Católica, “Columna de Verdad” (1 Cor. 3,15) reitera que la muerte no es un objeto, ni mucho menos un ente o persona al que se le pueda honrar ni mucho menos santificar. Y en caso de ser un ángel sería un ángel caído o demonio (Apoc. 9,11), ya que ningún santo ángel permitiría para sí el culto de criminales, narcotraficantes, etc.

Me refiero a ella como la “mal llamada” porque ni es santa, y se ha mal entendido el significado de la muerte. Nunca ha sido canonizada por algún Papa, puesto que no se trata de un personaje histórico, con existencia concreta y física que haya practicado las virtudes cristianas que le amerite la beatificación y canonización.

Tenemos que recordar que en la Biblia, la palabra VIDA significa Salvación y que la palabra Muerte significa perdición-condenación-PECADO.

“Porque Dios no hizo la muerte y no le gusta que se pierdan los vivos”. (Sabiduría 1,13).

Evidentemente, Satanás quiere disfrazarse de ángel de luz (1 Cor 11,14), para engañar y apartar de Dios a los seres humanos (2 Cor 11,3).

Otro elemento contundente para afirmar que Satanás es el creador de esta farsa llamada “santa muerte”, es que este ídolo es adorado y difundido, principalmente por espiritistas, brujos o chamanes, hechiceros, curanderos, astrólogos, roqueros y satánicos. ¿Normalmente a quién sirven estas personas?

Es desgarrador ver cómo muchos hermanos católicos han sustituido oraciones tan maravillosas dedicadas a Jesús por intercesión de la Virgen María, como el Santo Rosario ahora dedicado a ese “esqueleto de Satanás”. Causa profundo dolor escuchar alabanzas hermosas que se compusieron para el Señor y ahora recitadas para ese falso dios.

Dicen algunos, “es muy ‘milagrosa la santa muerte’ por eso le tengo fe”. Mucho cuidado hermanos, pues en efecto, Satanás puede obrar milagros (Mat 24,24; 2 Tes 2,9s; Apoc 13,14; 16,4; 19,20). ¡Pobres de aquellos que reciben un favor de parte de este ídolo, porque lo están recibiendo del propio demonio!

“Cuando nuestro ser corruptible se revista de su forma inalterable y esta vida mortal sea absorbida por la inmortal, entonces se cumplirá la Palabra de la Escritura: ¡Qué victoria tan grande! La muerte ha sido devorada. ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria?, ¿Dónde está, oh muerte tu aguijón? El aguijón de la muerte es el pecado y la Ley lo hacía más poderoso”. (1 Corintios 15,54-55).

Para concluir, les comparto esta hermosa cita de la palabra de Dios que, si la discernimos desde el corazón, es de lo más contradictorio y absurdo la fe en ese esqueleto:“Pues el salario del pecado es la muerte, pero el don gratuito de Dios, la vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. (Romanos 6,23).

¡JESUCRISTO ha vencido a la muerte y por ello RESUCITÓ!

¿A quién sigues, al que fue vencido o al que ha ganado ayer, hoy y siempre?