POR: T.G. LOURDES PALENCIA
Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre.”
Salmos 107,1
Hace unos días estuve en el hospital acompañando a un familiar anciano que presento algunos problemas de salud, no había más que acompañar, esperar y guardar silencio, mi familiar solo dormía, lo estaban hidratando.
Me llamó la atención una mujer que discutía por el celular y reclamaba porque nadie la relevaba, cuando terminó la llamada se dio cuenta que la observaba y mirándome me dijo: “No es justo mi madre tiene seis hijos, y mire, estoy sola desde hace tres días”. Se veía cansada, preocupada, de mal humor y aunque se mostraba enojada en sus ojos se notaba una gran tristeza.
Recordé qué es el agradecimiento. Es un valor, es el sentimiento de gratitud que se experimenta normalmente como consecuencia de haber recibido algo de parte de alguien.
El agradecimiento es suscitado por el asombro y sobrecogimiento ante algo valioso que nos es ofrecido gratuitamente.
Que tal agradecer la vida, que habrá más valioso que la propia vida, el agradecer a nuestros padres que se hayan decidido a favor de la generosidad y el esfuerzo, ya que venimos de la relación amorosa, algunos dirán cual relación amoroso solo hubo gritos y sombrerazos; no importa estoy vivo porque me cuidaron, me enseñaron tantas cosas, me alimentaron, me mandaron a la escuela, etc. Etc. ¿Por qué soy tan exigente? Estoy equivocado porque con nada podré pagar la vida. No seamos como niños que solo saben pedir y no sabe dar, la generosidad se va aprendiendo poco a poco.
El agradecimiento viene del amor y conduce al amor. El agradecimiento implica renuncia, desinterés, darse, no se trata de intercambiar, si me das te doy, ¡no!. Aunque duela el dar o el darnos al otro, aunque el otro nos haya dado solo dolores de cabeza.
La Madre Teresa nos dice” hay que dar hasta que duela”. Para los cristianos que amamos a Cristo el ser agradecidos debe ser un gozo.
Algunos pasajes de la biblia nos dicen:
Efesios 5,20
“Dando siempre gracias a Dios el Padre por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”.
Por otro lado las personas que no practican el agradecimiento suelen presentar las siguientes características:
· Negación Emocional; evitan abrirse a los demás, actúan en forma autosuficiente, cuando en realidad carecen de autoestima sana.
· Actúan con egoísmo, practican ingratitud y en muchas ocasiones hasta de forma soberbia.
· No reconocen al otro, al prójimo, así como no se reconocen a sí mismos, carecen de habilidades emocionales.
Y TÚ CÓMO ERES EMOCIONALMENTE:
1.- Haz una lista de lo que debes agradecer de tu mamá y otra lista de tu papá busca hasta lo más sencillo, palabras, caricias, consejos, cuidados, enseñanzas, también, sanciones, regaños, correcciones, que te ayudaron a ser mejor personas.
Recuerda nadie los enseñó a ser padres, fíjate que esos “castigos” eran para formar hijos buenos y correctos.
2.- Haz una lista de personas a quien debes agradecer algo (abuelos, familiares, maestros, amigos, vecinos, catequistas, etc.) y diles palabras de agradecimiento, haz una llamada telefónica, una visita, un papacho, un gracias, una oración pidiéndole a Dios por ellas.
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